lunes, 7 de abril de 2008

Mensaje en una botella

Algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.
                                                                                                     - Aristóteles


Dices que soy tu mejor amigo.

Te lo he oído decir a menudo, y me lo demuestras porque soy quien llamas cuando te sientes jodido. Soy quien escucha todos y cada uno de tus problemas, y quien prefieres (de entre todas las cabezas pensantes que te rodean) que te dé consejo cada vez que no sabes qué rumbo tomar. Soy la única persona que es capaz de mantener la cabeza fría cerca de ti cuando la tuya se ha calentado demasiado.

Soy la persona que siempre tiene un aviso que darte. Soy ese tipejo simpaticón que te paga las copas cuando te quedas sin dinero y quien siempre tiene tiempo para tomarse “la última” contigo. Soy quien siempre tiene un plan que proponerte y quien tiene un euro a mano para dejarte cuando tu cartera se declara en suspensión de pagos. Jamás me ha importado echarte una mano. Soy al que llamas cuando necesitas un favor, cuando no tienes a quién recurrir, cuando te has desesperado y cuando requieres que alguien te saque las castañas del fuego.

Soy el único al que puedes llamar para anular los planes y la única persona a la que no te importa dejar de ver porque estás muy ocupado. Soy el único al que dejas plantado por cualquier otro. Soy quien tiene que echarte siempre una mano con tus líos de faldas. Soy a quien llamas cuando no tienes ningún otro plan o cuando los demás también están demasiado ocupados para quedar contigo. Soy a quien llamas porque te aburres con tus compadres, o porque te han dejado plantado.

Soy la última persona con la que cuentas para quedar. Soy el único al que puedes dar largas indefinidamente. El único al que puedes ignorar. Porque soy tu mejor amigo: soy la puta última persona de tu agenda.

Y de esta manera no quiero ser tu mejor amigo. No me merece la pena.